LA CAZA DE BALLENAS
LAS ballenas son mamíferos marinos especialmente adaptados a la vida acuática, a tal extremo que no pueden vivir fuera de ellas; pertenecen al orden de los cetáceos (Cetacea) y son conocidas con el nombre vulgar de "sopladores". Son tan grandes que entre ellos se encuentran los mayores animales que existen en la actualidad; tienen cuerpo fusiforme, del que ha desaparecido completamente el cuello; la cola está sustituida por una nadadera o "aleta caudal" que difiere de la de los peces porque está extendida en el plano horizontal, en lugar del sagital; estas características hacen que los cetáceos presenten un aspecto pisciforme, sobre todo porque carecen de extremidades posteriores, mientras que las anteriores, por alargamiento de sus huesos, se han transformado en unas "aletas pectorales" grandes, fuertes y alargadas, con forma de paleta triangular.
No tienen orejas; sus mamas son ventrales y presentan un solo par; su piel no tiene pelo, y debajo de ella llevan capas de grasa que les ayuda a conservar su temperatura constante, por lo que se les considera como animales homeotermos. Aunque existen especies de agua dulce, los cetáceos son eminentemente marinos y su distribución es cosmopolita; sin embargo, algunas especies viven en zonas restringidas.
Las "narices", que no funcionan como órganos olfatorios, se abren en la parte superior de la cabeza, en forma de uno o dos orificios, facilitándoles la respiración; además, se obturan para que estos animales puedan permanecer bajo el agua por diferentes lapsos ; los delfines llegan regularmente a dos minutos, las ballenas a 20 y el cachalote puede durar hasta una hora.
La mayor parte de los cetáceos actuales tienen dientes iguales, pequeños y numerosos por lo que pertenecen al suborden odontoceti; sólo las ballenas y rorcuales no presentan estos dientes, en su lugar tienen alargadas láminas córneas con apariencia de flecos adheridos al paladar llamadas "barbas" o "ballenas" y por ello pertenecen al suborden mysticeti.
En el grupo de los odontocetos se encuentran los delfines, los cachalotes, los calderones y las orcas; a estas últimas, por su tamaño, se les confunde con las ballenas y se les han adjudicado los diferentes nombres de "espartón", "gladiador" y "ballena asesina"; una de las más conocidas es Orcinus orca que vive en el Atlántico, Índico y Pacífico; llega a medir 6 o 9 metros, dependiendo del sexo (las hembras son más pequeñas). Su piel es completamente negra en la región dorsal de la cabeza, cuerpo, cola y aletas, mientras que el vientre es totalmente blanco.
Otro odontoceto que también es confundido con las ballenas es el cachalote o "ballena de esperma" (Physeter macrocephalus); tiene cuerpo coniforme, con una enorme cabeza achatada que presenta la mandíbula inferior con numerosos dientes, faltando por completo la superior; sus aletas pectorales y caudal son pequeñas en relación con el tamaño de su cuerpo que llega a medir hasta 18 metros. En su región cefálica se acumula una grasa de gran valor comercial, que forma un "almohadón rostral"; a esta grasa, llamada "blanco de ballena" o "espermaceti", erróneamente se le conoce como "esperma de ballena".
Los cachalotes realizan extensos recorridos durante el verano para llegar hasta los mares polares, acercándose a las costas europeas y americanas. En el invierno prefieren las aguas intertropicales y tropicales del Golfo de México y Caribe. A pesar de su gran peso, son ágiles y acostumbran saltar fuera del agua, elevándose varios metros y produciendo un gran ruido cuando se zambullen.
El grupo de los misticetos comprende a las verdaderas ballenas y a los rorcuales que son de gran tamaño y algunos, verdaderos gigantes. Tienen cuerpo fusiforme y la cabeza corta en relación con su longitud; su piel está recorrida por numerosos y profundos surcos que se inician en la garganta y se prolongan por el pecho y vientre; de acuerdo con esta característica se diferencian tres familias de ballenas: las ballenas de "garganta surcada" (Balaenopteridae), las ballenas de "garganta arrugada" (Eschrichtiidae) y las ballenas de "garganta lisa" (Balaenidae).
A la primera familia pertenecen los rorcuales que presentan las mayores dimensiones de los cetáceos en la actualidad, como el "rorcual gigante" o "ballena azul" (Balaenoptera musculus) cuya longitud llega a superar los 30 metros y su peso las 120 toneladas. Se localizan en los Océanos Ártico y Antártico, pasan el invierno en aguas intertropicales; el "rorcual común" (Balaenoptera physalus) mide 24 metros, se encuentra en los Océanos Atlántico y Pacifico; el "rorcual de Rudolphi" (Balaenoptera borealis) mide 16 metros y vive en aguas frías aunque puede llegar a las Antillas y costas de México, así como a las del norte de Sudamérica y, por último, el "rorcual pequeño" (Balaenoptera acutorostrata) que sólo mide 11 metros, vive en los Océanos Atlántico y Pacífico y puede penetrar en golfos y bahías.
A la segunda familia pertenecen las ballenas grises (Eschrichtius robustus) que presentan distribución reducida, localizándose en el Polo Norte en el Océano Pacífico. Realizan sorprendentes migraciones en las que recorren miles de millas; miden hasta 15 metros y llegan a pesar, las más grandes, 35 toneladas.
La última familia está formada por especies de tamaño grande, con excepción de la llamada ballena enana" (Caperca marginata) que mide 6 metros o menos y vive al sur de los Océanos Atlántico y Pacífico. Estas ballenas de garganta lisa están representadas en el Atlántico norte por la especie Balaena mysticetus que mide 16 metros y, en el Pacífico norte, por Eubalaena gracilis. También pertenece a este grupo la "ballena austral" (Eubalaena australis) que alcanza los 15 metros y vive en los Océanos Atlántico y Pacífico.
La captura de mamíferos marinos se remonta a los orígenes de la humanidad; hay testimonio de ello en pinturas rupestres, así como en la cuevas en donde se han encontrado restos óseos de estos animales. Se piensa que los utilizaban para aprovechar sus pieles, grasa y carne.
Se considera que la captura comercial de ballena se inició en 1868, cuando se habilitaron para este fin, los barcos de acero equipados con máquina de vapor, cañón ballenero y compresor para hinchar a los organismos capturados y llevarlos a flote.
Hasta finales del siglo XIX sólo se capturaban en la región septentrional del Atlántico y en el Ártico. Al principio del presente siglo se generalizó esta práctica, capturándose ballenas en el Pacífico y en las aguas del hemisferio austral.
Figura 44. Diferentes tipos de ballenas.
En el siglo pasado, la caza de la ballena era peligrosa y emocionante. Las narraciones de los balleneros dieron origen a innumerables relatos y novelas; la más famosa de todas es Moby Dick. Aunque la ballena es generalmente pacífica y muere sin combatir, algunas especies, entre ellas la de los cachalotes que poseen dientes poderosos, se volvían contra sus verdugos y cobraban víctimas a su vez.
Con los barcos modernos, la caza de la ballena es una actividad rutinaria que sólo entraña un riesgo: la extinción de la especie, sobre todo de la ballena azul (Balaenoptera musculus) la más perseguida y escasa. En la captura actual de estos mamíferos se utilizan helicópteros que al localizarlos, avisan por radio a los barcos, auténticas fábricas flotantes en donde se procesan y aprovechan los animales de manera integral.
Estos barcos fábrica cuentan con la colaboración de barcos rápidos, en donde se monta el cañón arponero, situado en una plataforma móvil y capaz de disparar un arpón de 70 a 90 kilogramos, armado con una "cabeza" explosiva que estalla al penetrar en la piel del animal; este arpón está sujeto a un cable de acero que se maniobra con una grúa hidráulica. Si el animal no muere por la explosión, el cañonero lleva un segundo arpón sin cable.
La tripulación del barco llega hasta la ballena moribunda, le perfora el abdomen y le inyecta aire comprimido para que flote; después la remolca hasta el barco fábrica y en él se inicia su proceso. Se reporta que en el siglo pasado un barco podía cazar un promedio de 35 a 40 ballenas por viaje de tres años, pero a mediados del siglo actual esa misma cantidad la capturaban las modernas flotas en dos semanas; por ello, las distintas especies de ballenas se encontraron en peligro de extinción.
En el caso de la ballena azul, cuya población se estimaba en 150 mil ejemplares, en la actualidad sólo se encuentran unos 6 mil; en cuanto a la jorobada, ahora hay 3 ó 4 mil especímenes, mientras que anteriormente la población era de cerca de 100 mil ejemplares. Las anormalidades observadas en la captura de ballenas determinaron que la Comisión Internacional para la Industria Ballenera, CIIB que se fundó en 1946 como un organismo internacional para regular la caza de la ballena, realizara un estudio sobre el caso llegando a la conclusión de que las ballenas estaban en serio peligro de extinción.
La "ballena de esperma" es la que más se capturaba hasta hace pocos años; los científicos han calculado que su población original era de 2.5 millones de ejemplares y, hasta la fecha, sobrepasa por su número a todas las especies. Dado que esta ballena se captura en el Pacífico norte, en el Atlántico, cerca de Japón, en las Azores, en Chile, en Perú y en Australia occidental, su población actual se estima apenas en más de un millón de ejemplares.
Con la introducción de los barcos fábrica y las flotas con barcos nodriza en las aguas del Antártico, se redujo considerablemente la población de las grandes ballenas. Esto ocasionó cambios en el ecosistema oceánico en dicha región, ya que las ballenas consumían 150 millones de toneladas de krill, crustáceo semejante al camarón que constituye el alimento principal de estos grandes mamíferos. Sin embargo, cuando la biomasa de las ballenas disminuyó de 33 millones de toneladas a 5 millones, el tonelaje de krill aumentó en la misma proporción; esta formidable reproducción del crustáceo ha beneficiado a las aves, los peces y a los calamares de la región. El volumen de krill es tal que, en algunos lugares, ya se procesa industrialmente.
La ballena se desplaza grandes distancias para su reproducción, hecho que se observa claramente en las "ballenas grises" ya que la mayor parte del año viven en las heladas aguas del Mar de Bering pero al comenzar el otoño, cuando los días empiezan a ser más cortos en las altas latitudes, inician una fenomenal migración de 10 mil kilómetros, a velocidades de 6 a 8 nudos que las llevan hasta las aguas del noroeste Mexicano. El recorrido se prolonga por 3 meses, durante ese lapso las ballenas se enfrentan a una serie de adversidades aunque su objetivo es firme y nada las hace retroceder.
Las primeras en hacer su viaje son las ballenas hembras que el año anterior fueron fecundadas en las aguas bajacalifornianas. Están ansiosas de llegar para dar a luz a sus hijos. Les siguen las hembras jóvenes y los machos que encontrarán pareja.
Parten de las cercanías de la península de Kamchatka, bordean la cadena de las islas Aleutianas, cruzan la inmensidad del Pacífico septentrional y aparecen frente a las costas de Oregon y California E.U.A. De ahí, sin detenerse, siguen un curso paralelo a la costa hasta llegar a las lagunas de Baja California; sin embargo, algunas pueden llegar al extremo meridional de la península, doblan el rocoso Cabo San Lucas y se internan en el Golfo de California, en el que terminan su largo viaje.
Las ballenas se refugian en los esteros y bahías de la región que acogen a cientos de conjuntos de ballenas; primero entran los machos jóvenes, seguidos por machos viejos y hembras, hasta el final las hembras grávidas; así permanecen desde fines de diciembre hasta bien entrada la primavera, para dar a luz. Las principales concentraciones de ballenas se localizan en la Laguna Ojo de Liebre, en donde se reúnen de 2 a 3 mil ejemplares. Hecho esto, emprenden el viaje de regreso al Mar de Bering.
Todavía faltan argumentos científicos que expliquen por qué la ballena gris realiza esa migración anual. En el Mar de Bering no le falta alimento y está a salvo de enemigos; sin embargo, abandona esa seguridad para exponerse a las fatigas y azares del viaje. Algunos piensan que lo hace porque el clima bajacaliforniano es benigno, además de que sus aguas son ricas en sales, lo cual ayuda a que las crías de ballena o "ballenatos" floten y no se ahoguen, dado que deben respirar aire de la atmósfera inmediatamente después de nacer y obtener un adecuado entrenamiento para nadar antes de emprender su viaje hacia el casquete polar.
El reloj con que la naturaleza ha dotado a las ballenas grises es de una exactitud extraordinaria; según estudios científicos, los cetáceos nunca tienen un retraso mayor de 5 días al inicio o al final de su migración que ocurre entre el 20 de diciembre y el 20 de marzo.
No se sabe cómo llegan con tal precisión a su destino. La trayectoria que describen es el camino más corto entre estos dos puntos de la superficie del planeta; para seguir esa ruta tienen que cruzar una enorme extensión del océano en la que no hay puntos de referencia; sin embargo, se sabe que se orientan por el oído, utilizando los sonidos para la navegación y la comunicación. Cada año la ballena gris vuelve a Baja California y ahí se reproduce. Los científicos han determinado que el 90% de la población mundial se reproduce en aguas mexicanas en tanto que el 10% restante lo hace frente a las costas de Corea.
Cuando el capitán Charles Melville Scammon, a bordo del bergantín Boston, descubrió en 1855 a las ballenas grises en la laguna actualmente llamada Ojo de Liebre por los mexicanos y laguna Scammon por los norteamericanos, los balleneros supieron sacar provecho de esa circunstancia, por lo que la ballena gris estuvo a punto de extinguirse.
Sabedores del camino que seguían los animales, los balleneros se situaban a lo largo de las costas de Oregon y California para darles caza cuando estaban todavía en camino a la zona de reproducción y no habían perdido peso por los rigores del viaje. Obviamente, el resultado fue una marcada declinación en el número de animales: capturados antes del parto, morían sin dejar descendencia. Así llegó el momento, en 1940, en que se calculó que sólo quedaban unos 100 ejemplares en total.
Los científicos, alarmados, lograron convencer a los gobiernos de los países balleneros de que llegaran a un acuerdo internacional para prohibir por completo la caza de la ballena gris, medida que fue aceptada; la veda ha tenido excelentes resultados. Además, el 14 de enero de 1970, México publicó un decreto que declara "zona de refugio para ballenas y ballenatos a las aguas de la laguna Ojo de Liebre, al sur de la bahía de Sebastián Vizcaíno, en el litoral de Baja California" y, el 16 de julio de 1979 extendió la medida a la "laguna de San Ignacio, también en Baja California, declarándola refugio para ballenas grávidas y ballenatos".
Estas medidas han dejado fuera del peligro de extinción a la ballena gris. El biólogo mexicano Luis A. Fleischer, del Instituto Nacional de Pesca, quien ha dirigido los programas de protección trabajando con técnicos de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, de la Universidad Nacional Autónoma de México y de otras instituciones de educación superior y de investigación científica, ha declarado que "se tiene la información precisa para asegurar que ese riesgo ha desaparecido". En 1985 se realizó un censo aéreo que permitió destacar 1 340 ballenas al final de la temporada, por lo que se calculó que varios miles más ya habían regresado. Además, se observó que habían nacido 280 crías.
La biología de las ballenas es poco conocida, debido a lo difícil que sería colocar un animal de muchos metros de longitud y varias toneladas de peso en un laboratorio; sin embargo, se han aprovechado los cadáveres de los cetáceos que varan en las playas para obtener conocimientos acerca de ellos. En México los doctores Bernardo Villa, Anelio Aguayo y Luis Fleischer han realizado interesantes trabajos sobre estos animales.
Uno de los problemas que intrigan a los científicos, son las causas por las que estos enormes animales llegan y se varan en la arena, lo que a veces sucede a una sola hembra con su cría, o a un grupos de varios individuos. Para explicar el fenómeno, los científicos piensan que puede ser efecto producido por unos parásitos parientes de los Ascaris o lombrices, que llegan al cerebro y al oído, haciendo que el animal pierda su orientación, lo que provoca que encalle; otra teoría es que la presión de la contaminación de las aguas por el hombre es la causa que produce el fenómeno. Otros investigadores estiman que la causa es la perturbación de su sistema de navegación, el cual sufre alteraciones por el magnetismo terrestre y la inclinación de las playas donde los cetáceos se acercan en busca de alimento.
La ballena es el coloso más grande que jamás haya existido sobre la faz de la Tierra; algunas llegan a alcanzar 30 metros de largo y un peso de 120 toneladas. Soberana de los mares, sólo perseguida por manadas de orcas, es cazada con gran facilidad por los barcos modernos, dotados de precisos equipos y tripulaciones expertas. Afortunadamente ahora no se le captura y su población se recupera.
Un animal de ese peso era destazado en una hora por 150 hombres sobre la cubierta de un gran barco fábrica; el producto primario de este trabajo justifica la cuantiosa inversión ya que se pueden obtener 30 toneladas de aceite, 60 toneladas de carne, 25 de huesos, 4 de vísceras y 3 de lengua. Se procura no desperdiciar nada, aprovechando integralmente al animal, cuyos productos pueden ser utilizados por millones de hombres de todos los países; la Unión Soviética, Japón, Estados Unidos, Perú, Chile y Corea son los que realizaban mayor captura.
La explotación ballenera japonesa que se originó en las costas del sur del país, tuvo desde sus inicios una orientación diferente a la de las naciones occidentales. Los pescadores, tras la capturar en redes, matan y destazan al animal en la playa, con intención de aprovechar al máximo, su carne, su grasa y sus huesos. Procesan prácticamente todos los órganos de la ballena, desde la piel hasta el hígado y el páncreas para obtener productos tan variados como fertilizantes, glicerina, materias primas para la industria jabonera, hormonas, componentes de zapatos y otras prendas. Algunas partes de la ballena se emplean para preparar especialidades culinarias tradicionales, como el tocino de ballena y el yamatoni, carne cocida en salsa de soya.
Los industriales japoneses idearon interesantes procedimientos para aprovechar la carne y, en 1973, 6 empresas balleneras abastecieron a la población japonesa con 122 mil toneladas de carne. De ese total, 60 500 toneladas se destinaron a la venta directa, 15 000 se emplearon en almuerzos escolares y 46 500 fueron procesadas en enlatadoras y empacadoras.
Debido a la elevada cantidad de proteínas que contiene y al hecho de que se vende completamente deshuesada, la carne de ballena es un alimento prácticamente insustituible para los japoneses. En proporción, las toneladas de esta carne que consumen anualmente tendrían que ser sustituidas por el doble de carne de res o el triple de carne de cerdo, con sus respectivos huesos y cartílagos; estas cantidades Japón no las puede producir o importar. También la leche de la ballena "yubarta" es muy nutritiva, cuidadosamente refrigerada posee 50% de grasa y 13 de proteína, lo que la hace superior a la de vaca, que contiene 4 y 3% respectivamente.
Lograr esa captura implicó que los japoneses movilizaran 3 grandes flotas, cada una incluye un barco nodriza, 2 o 3 barcos buscadores arponeros y un buque tanque; ocupa alrededor de 1 000 tripulantes, que han de viajar año tras año hasta la Antártida y otros lugares con clima igualmente inhóspito para buscar a sus presas. La sola operación de una flota ballenera en una temporada de caza cuesta muchos millones de dólares.
Cada barco fábrica cuenta con un laboratorio para el control de calidad cuyos técnicos gradúan el aceite por el color, la gravedad específica, la cantidad de yodo, el valor de saponificación, el grado de acidez, las manchas y temperaturas de fluidez y una gran variedad de pruebas.
Asimismo, los biólogos que van a bordo comprueban el sexo, la edad y el tamaño de cada ballena izada a bordo, examinan el contenido del estómago, recogen los ovarios, los ojos o cualquier órgano que esté siendo objeto de estudio científico, para obtener más datos sobre su funcionamiento. Se puede considerar que una ballena es una de las fábricas más grandes del mundo: su cuerpo forma moléculas que la industria no pude sintetizar directamente y por esto, el hombre utiliza sus laboratorios para recobrar, refinar y modificar los productos naturales de ese enorme animal.
El valor nutritivo de la carne de ballena con respecto a otras carnes, es el siguiente:
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Calorías Proteínas Grasas Vitamina A
( en 100 g ) ( g/100 g ) ( g/100 g ) ( mg/100 g )
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Carne de ballena 127 23.0 3.0 120
Bistec de res 209 18.3 14.4 33
Cerdo 346 14.3 31.5 ---
Pollo 135 21.0 5.0 40
Salmón 141 20.0 6.0 110
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Los rorcuales tienen en sus mandíbulas "barbas interiores" o "ballenas" de filamentos córneos que filtran el krill, alimento microscópico que la ballena convierte en 25 o 30 toneladas de grasa pura. Un cachalote, por otra parte, tiene la boca llena de feroces dientes con los que desgarra a calamares gigantes del fondo del océano y esta dieta peculiar la transforma en cera líquida y en aceite de esperma.
Los químicos europeos hidrogenan el aceite de ballena ordinario para elaborar grasas comestibles, extraen vitaminas y hormonas de los hígados y glándulas, congelan y enlatan toneladas de carne para alimento y cuecen el resto para convertirlo en alimento de alto valor proteínico para animales o abono; también parte del aceite se emplea en fabricar jabón y glicerina. Se utiliza, además, un proceso de destilación especial con el fin de obtener ácidos puros para la industria.
En Estados Unidos la mayor parte de estos productos pueden obtenerse de otras fuentes más baratos y con más facilidad aunque han encontrado que el aceite de esperma, solo o mezclado con productos derivados del petróleo, tiene características especiales que exige la maquinaria moderna como lubricante, ya que su viscosidad cambia muy poco con el calor o el frío, funciona bien a altas presiones y altas velocidades, humedece la mayoría de los metales y penetra en los resquicios más pequeños.
A principios del siglo XX la captura de ballenas se incrementó rápidamente, llegando al máximo en 1962, con un total de 66 090 ballenas grandes de diferentes especies: primero fueron los rorcuales de joroba, luego las ballenas azules, posteriormente las ballenas árticas y ballenas de menor tamaño; esto hizo que la opinión pública mundial propusiera la creación de un organismo que regulara la caza de estos animales y así nació, en 1946, la Comisión Internacional Ballenera, a la que México se incorporó en 1949.
En años recientes, sobre todo en países como Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se han intensificado de manera notable las campañas en contra de la captura de ballenas, promovidas principalmente por organizaciones occidentales dedicadas a la protección de la flora y la fauna. Pero en Japón, Unión Soviética, Noruega, Perú y Corea continúan defendiendo la captura por medio de plantas terrestres con un pequeño radio de acción, pues da empleo a varios miles de personas, proporciona alimentos proteinados a cientos de miles, y representa inversiones productivas de muchos millones de dólares.
Sin embargo, los investigadores de estos países han aportado estudios que permiten adoptar medidas para la conservación de las ballenas y entender que los recursos vivos pueden beneficiar al hombre de manera continua, siempre que sean explotados racionalmente dentro de ciertos límites y con bases científicas bien fundamentadas. Como han declarado varios especialistas: si se aplica una política adecuada, las ballenas podrán seguir existiendo.